
El gestor designado para manejar la bancarrota de la ciudad, Kevyn Orr, dejó su puesto una vez resolvió la mayor emergencia financiera de una gran ciudad estadounidense.
Incapaz de pagar a sus acreedores después de acumular una deuda de US$18.000 millones, Detroit solicitó el pasado julio la declaración de bancarrota.
Aunque las pensiones sí sufrirán recortes, las obras del Instituto de Arte podrán permanecer en la ciudad y no tendrán que ser vendidas para pagar las deudas como se planteó en su momento.
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